Un día con José

Me encontraba desolado en la medianoche ya que mi abrelatas estaba inservible, así que me acerqué a ver a mi amigo sabelotodo, para consultar su mapamundi, y así averiguar dónde podía comprar un nuevo abrelatas. Mientras consultaba, me enteré que mi abrelatas se estropeó ya que no puede abrir latas de salsa agridulce.

En la tienda también compré algo de matarratas y matamoscas, ya que algún saltamontes había invadido mi hogar en nochebuena y se había traído a todos sus amiguitos. También compré algo de coliflor.

Cuando llegué a casa me di cuenta que el cortafuegos de mi ordenador se había disparado, y también pude observar que me olvidé de comprar un sacacorchos, que también estaba estropeado.

Harto de las catástrofes de mi hogar, decidí ir a tomar un tentempié, así que cogí la coliflor, y la herví junto con un poco de hierbabuena .

Finalmente recité algunos trabalenguas, y de forma totalmente involuntaria me olvidé de reparar mi lavaplatos y me fui a dormir.

Al día siguiente llamé a un amigo hispanoamericano, que me ayudó a distribuir el matarratas y el matamoscas por toda mi casa. Luego, nos tomamos unos vasos de aguardiente, y fuimos a jugar al baloncesto.

Y esta, es mi rutina diaria, con  actividades y tejemanejes que no terminan nunca.